Coches de segunda mano: eléctricos o térmicos
Elegir coches de segunda mano eléctricos o térmicos es la gran cuestión que se plantea el público en general hoy en día.
En LB Ocasión no tenemos respuesta a esta complicada pregunta por varios motivos. Estamos en un momento de transición energética, el desarrollo de los coches eléctricos es todavía menor de lo que se esperaba y porque las políticas europeas aunque parece que se decantan por los vehículos no contaminantes, las decisiones adoptadas no son lo suficientemente firmes para establecer los mecanismos de transición.
Aun así, os damos varios motivos para valorar comprar coches de segunda mano eléctricos o térmicos:
Comprar un coche de segunda mano eléctrico
- Si disponemos en casa o en la empresa de placas solares, tenemos el repostaje prácticamente gratis, y al precio que está el combustible merece la pena.
- Nuestro día a día consiste en realizar entre 50 y 300 kilómetros todos los días. Somos claros clientes de coche eléctrico, cargamos a la noche y nuestro coste litro/kilómetro de aproximadamente 2 euros nos empuja al coche eléctrico. Este coste, claro está dentro de unos años veremos si se mantiene, pero por el momento es un motivo para decantarse por las “cero emisiones”.
- Nuestra conciencia medioambiental nos obliga a esta compra. Aquí no hay debate.
- La tecnología es un producto perecedero. Como cualquier mercado emergente el desarrollo de nuevas tecnologías nos puede llevar a pensar que es mejor comprar un producto de segunda mano antes que uno nuevo. La aparición rápida de mejora técnicas en los vehículos a corto plazo puede desvalorizar nuestro coche en poco tiempo y no merece la pena una gran inversión a largo plazo.
Comprar un coche de segunda mano térmico
- Si el coche lo utilizamos como un medio transporte casual, merece más la pena un vehículo de combustión. La frase de “cuanto más andamos, más amortizamos”, es real en los coches eléctricos. Por eso, si hacemos pocos kilómetros el sobrecoste que tienen los de emisiones cero, no compensa.
- La tecnología es un producto perecedero. El mismo argumento utilizado en el apartado anterior es aplicable aquí. Esperar a que madure el mercado también es una opción hasta que se asiente las infraestructuras o que las evoluciones técnicas se estimen que no serán grandes.
- Nuestro presupuesto es bajo. Los coches convencionales son más baratos, por el momento, más adelante ya se verá.
- No disponemos de medio de recarga en casa o en la empresa. Es un obstáculo insalvable. A día de hoy la red de recarga pública es ,muy precaria.
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